"Muévete y el camino aparecerá"
Primer día, después de la llegada, bastante bien aprovechado. Después de visitar por la mañana el Monasterio de los Jerónimos y después de come, la Torre de Belem (y por supuesto comer uno de sus famosos y deliciosos pastelitos) volvimos al centro de la ciudad, esta vez el tranvía apenas iba lleno (gracias a Dios)
Llegamos a la plaza del Comercio
Allí quisimos coger un tranvía, algo menos moderno, más típico de ciudad.
Y hacia allí que fuimos, pero ¡HORROR! el precio era una locura, ni recuerdo lo que nos dijo ese señor que costaba subirse a lo que en ese momento, al saber el precio del billete, me pareció un medio de transporte feo e incómodo. Pero entonces nos fijamos un poco más, era un tranvía turístico ¡ACABÁRAMOS! Ahora entendía su precio. Así que nos fuimos a la parada del tranvía de linea.
Allí quisimos coger un tranvía, algo menos moderno, más típico de ciudad.
Y hacia allí que fuimos, pero ¡HORROR! el precio era una locura, ni recuerdo lo que nos dijo ese señor que costaba subirse a lo que en ese momento, al saber el precio del billete, me pareció un medio de transporte feo e incómodo. Pero entonces nos fijamos un poco más, era un tranvía turístico ¡ACABÁRAMOS! Ahora entendía su precio. Así que nos fuimos a la parada del tranvía de linea.
Aunque la idea de ir en tuk-tuk también se nos pasó por la cabeza.
Pero nos decidimos por el tranvía, estábamos en Lisboa. Entre el crujir de la madera, y calles estrechas llegamos al barrio La Alfama
Pero nos decidimos por el tranvía, estábamos en Lisboa. Entre el crujir de la madera, y calles estrechas llegamos al barrio La Alfama
Aún así no faltaron las eternas cuestas y escaleras
Y por tanto un pequeño descanso, un refrigerio y a disfrutar de las vistas antes de seguir
Y por tanto un pequeño descanso, un refrigerio y a disfrutar de las vistas antes de seguir
Este barrio tiene un encanto especial (como si la ciudad en sí no lo tuviera) es un laberinto de calles con infinitos bares y restaurantes que ofrecen música en directo mientras cenas, el Fado música típica portuguesa que se oye por todas partes, saliendo de las ventanas de las casas, las tiendas, los bares... La única pega, demasiado turístico.
Las vistas desde lo más alto son preciosas, sobretodo al atardecer ¿a que si?
Las vistas desde lo más alto son preciosas, sobretodo al atardecer ¿a que si?
Nos faltó la visita al Castillo San Jorge. Si teníamos alguna duda de entrar o no, el comentario de una señora, EN PERFECTO ESPAÑOL (es decir, era española) que decía "pues demasiado caro y no vale nada" justo a la salida, nos hizo decidir que no entrábamos (queda pendiente para la próxima visita) ¿Habéis entrado? ¿Tenía razón la señora? Ya me contaréis