Cuaderno de viajes: La Quinta Avenida

"Siempre habrá calles por las que pasear los pies cansados"

Los que habéis leído más de uno de mis post ya sabéis de mi espíritu urbano y como urbana ¿cómo no iba a adorar Nueva york? Tan sólo unos días me bastaron para enamorarme. El post de hoy quizás no sea demasiado interesante, principalmente para aquellos que ya habéis estado en "La Isla" pero para mi fue mi primer contacto con la ciudad y lo recuerdo con emoción, todo el día iba fascinada como una niña con cualquier cosa que veían mis ojos, me sentía como dentro de una película o una serie de TV (no se si sabéis que es la ciudad donde más películas y series se graban)
Alojadas en el bajo Manhatan, un lugar céntrico pero tranquilo, estas eran las vistas desde nuestro apartamento.

Podríamos decir que las vistas no eran panorámicas pero ver la fachada típica de un edificio neoyorquino a mi me parecía la mejor vista.

Amanecía un buen día, aunque como siempre me llueve no canté victoria, era sólo el primer amanecer.

No tenía ni idea de cual sería el plan para hoy, Laura vivió unos meses allí así que me dejé llevar, eso sí, antes un café. ¡Ah! que no lo había dicho, también fui a Nueva York con Laura como a Roma, Nantes o Lisboa.

¿Os habéis fijado en el tamaño del café?

Como comentaba en mi primer día en Nueva York me sentía un poco tonta, cualquier rincón me parecía curioso, desde un simple autobús...

... a cualquier rascacielos (de todos los que hay en la ciudad)...

... o a cualquier callejón.

Y a Laura, aun ni idea del por qué, los depósitos de agua, muy típicos en los tejados de los edificios.

Foto de Laura

La primera parada fue en el Rockefeller Center que puedes leer aquí. Donde por cierto está la tienda de Lego más increíble del mundo

El escaparate con el logo gigante hecho de muñecos Lego (de miles de muñecos)
Foto de Laura

Fuimos en metro hasta Centra Park

Pero no, hoy no pisaríamos el parque, la idea era recorrer la calle más famosa de Nueva York ¿o debería decir del mundo?

Así que nos dimos las vuelta y empezamos a caminar por la Quinta avenida.

Que si el escaparate de Apple y taxis amarillos.

Que si la joyería por excelencia a la que sí entramos y no, no para comprar si no para ver aquello que nunca podríamos comprar. Me encontré bastante fuera de lugar, paseaba con miedo de no romper algo, me disponía a subir a la segunda planta ¿para qué? pues no sé pero reconozco que el ascensorista (sí, ascensor con ascensorista dentro de la tienda) me dio tanto respeto que pensé que en el ascensor igual nos escaneban o nos registrarían al entrar y salir y me dio una pereza horrible.