Roma - día 6

Ruinas del Barrio Judío 

"Cada salida es una entrada a otro lugar"

Llegaba el último día de mi escapada a Roma. Lo primero al levantarnos fue hacer la maleta y dejar el paraguas en el hotel, lo había llevado todos los días encima para nada y ya estaba cansada de cargar con él

Después de desayunar fuimos a ver la Bocca della Verità

La escultura se encontraba situada en la Plaza de la Bocca della Veritá (muy original) pero posteriormente se traslada a una de las paredes de la Iglesia Santa María in Cosmedin, bajo un porche.

La cola que había para la típica foto con la mano en la boca de esta gigantesca máscara era increíblemente larga (la que no encontramos en el Vaticano) por lo que no hay foto.

El último paseo por esta ciudad fue por el Ghetto, el barrio judío, que ya teníamos localizado desde el primer día. Aquí, entre pequeñas calles vivieron los judíos romanos, barrio situado entre la Iglesia Santa María del Llanto, las ruinas del Pórtico de Octavia y la Ribiera del Tiber

Este pequeño viaje llegaba a su fin y como no, el día que menos te lo esperas, el día que te dejas el paraguas en el hotel, te diluvia. Que no os engañe ese cielo azul de las fotos como me hizo a mi, de pronto unas nubes espesas que nos obligan a entrar en el primer local de comida rápida que encontramos, bueno, a nosotras y a todos los "guiris" de la ciudad, no cabía ni un alfiler, casi me como el bocadillo de la de al lado de lo cerca que estábamos unos de otros.

Los domingos y festivos cortan en esta calle el paso de los coches

Finalmente el cielo nos dio tregua para volver a por la maleta y decir adiós a Roma como se merece, con una sonrisa.

Típica foto natural, caminando

¿Y tu? ¿Has estado en Roma? ¿Que visitaste? CUÉNTAMELO

PD: No quería acabar sin explicaros nuestra Panetone anécdota (bizcocho típico italiano) Decidimos comprar uno en el aeropuerto, casi a última hora, para llevar al trabajo. El caso es que, habíamos comprado nuestro billetes con factura de equipaje, así no teníamos que estar pendientes del peso y tamaño ya que viajar en invierno siempre es más complicado, al menos para una friolera como yo, de esta manera tampoco nos daba "pereza" llevar a cuestas el dichoso Panetone y así podríamos dejarlo en cabina. Pero que ilusas, como es habitual no caben todas las maletas y la azafata, muy amable, nos dijo que lleváramos nuestras mochilas de mano en el asiento y también el Panetone, no os podéis imaginar lo grande que se hace un Panetone cuando tienes que tenerlo encima y vigilar que no se espachurre durante todo el vuelo.

En fin, nuestros compañeros de trabajo se comieron el Panetone, si no...nos los comemos a ellos 😂